domingo, 5 de julio de 2009

Ventanas y escaleras


Una de las imágenes más repetidas en mis sueños creo que ha sido la de mi capacidad para salir de casa de mis padres por la ventana.
Era un tercer piso. No era algo como una sensación sublime de libertad al salir volando. Simplemente era una manera de salir sin ser visto. Yo sabía que por esa ventana, la de mi habitación en casa de mis padres, yo podía salir y alcanzar la calle sin problemas.
Bajaba como flotando suavemente. Nadie de los que pasaban por la calle se extrañaba de verme; o quizás nadie me veía realmente. No era algo de lo que yo quisiera presumir o me sintiera orgulloso. Era una habilidad mía particular que utilizaba cuando quería salir de casa sin que nadie se enterara.
Aunque, sin embargo, nunca fui capaz en mis sueños de realizar el trayecto contrario. No podía subir por las paredes o saltar hasta la ventana del tercer piso. Tenía, necesariamente, que subir por la escalera. Y entonces me encontraba con otra imagen repetida. Subía la vieja escalera, pero tras el segundo piso, encontraba el cuarto. Y al descender del cuarto, sólo encontraba el rellano del segundo. El tercer piso, la casa de mis padres, había desaparecido, sin que yo me diera cuenta; quizás en venganza por mi escapada subrepticia.
A veces yo pensaba que se trataría de una broma, que alguien, simplemente había cambiado el número del piso. Leía el nombre que figura en la puerta del cuarto izquierda, pero no era el de mis padres, sino el de unos desconocidos. A menudo me decidía a entrar (en sueños siempre he podido abrir todas las puertas que he querido…) y la casa se parecía a la que yo conocía, pero no era la misma. En alguna parte había una habitación a oscuras en la que cuando yo le daba al interruptor para encender la luz, sólo se iluminaba una bombilla muy pequeña y mortecina. Una luz tan débil y lúgubre que, para mí era mucho más atemorizante que la más completa oscuridad.

1 comentario:

Anónimo dijo...
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